Lazarillo de Tormes, edición de la RAE -- Francisco Rico
«LÁZARO DE TORMES»
LAZARILLO DE TORMES
edición,
estudio y notas de
francisco rico
real academia española
madrid
mmxi
sumario
presentación
ix
lazarillo de tormes
1
apéndices
81
estudio y anexos
Introducción al
Lazarillo de Tormes
91
Esta edición
207
aparato crítico
219
notas complementarias
235
bibliografía
299
Índice de notas
317
tabla
ix
Lázaro de Tormes es un pregonero de Toledo que cuenta en primera
persona, estilo llano y tono jocoso cómo ha llegado al «oficio
real» (una plaza de funcionario, diríamos ahora) y a las circunstancias
familiares en que se encuentra en el momento de escribir.
Nacido en un molino a orillas del Tormes, a un tiro de piedra
de Salamanca, su madre, viuda y necesitada, lo puso al servicio de
un ciego cuyas astucias y malas artes le abrieron, paradójicamente,
los ojos a la vida. Entró después en casa de un cura infinitamente
avaro, con quien tuvo que reñir una batalla tan tenaz como ingeniosa
y al cabo sangrienta para no perecer de inanición. Su tercer
amo fue un presuntuoso hidalgo arruinado, al que no obstante
Lázaro terminó por cobrar cariño, hasta el punto de mendigar
para mantenerlo. Un vendedor de bulas (presumiblemente falsas)
le enseñó luego a callar y no meterse en asuntos que no le concernieran
muy directamente. Tras una temporada con un alguacil,
en un quehacer arriesgado e ingrato, Lázaro, en fin, ha conseguido
un empleo de pregonero municipal, gracias a la protección
del Arcipreste de San Salvador, con cuya criada, además, se ha
casado y vive feliz.
Es en esa etapa cuando Lázaro de Tormes se resuelve a consignar
la relación de todas sus pasadas «fortunas, peligros y adversidades
», para dar así contestación a la pregunta de un corresponsal
anónimo (a quien trata de «Vuestra Merced») acerca de cierto
episodio que en los primeros párrafos queda sin precisar: «Vuestra
Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso...»
Pero en las últimas páginas se descubre que el episodio en cuestión
son los rumores que corren por Toledo sobre si la mujer
del pregonero ha sido o no ha sido y es o no es barragana del Arcipreste:
«hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso...»
Sólo entonces se advierte, retrospectivamente, que las estampas
autobiográficas que Lázaro ha ido presentando a lo largo de la
carta a Su Merced están en buena parte orientadas a explicar el
comportamiento que practica o los toledanos le atribuyen en
relación con el tal «caso»: transigir con la situación y no abrir la
boca, para no perder la modesta prosperidad y el relativo bienestar
que a la postre ha conseguido.
LAZARILLO
DE TORMES
3
Yo por bien tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca
oídas ni vistas1 vengan a noticia de muchos y no se entierren en la
sepultura del olvido,2 pues podría ser que alguno que las lea halle
algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite.3 Y a
este propósito dice Plinio que «no hay libro, por malo que sea, que
no tenga alguna cosa buena».4 Mayormente que los gustos no son
todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello, y así
vemos cosas tenidas en poco de algunos que de otros no lo son.5
Y esto para que ninguna cosa se debría romper ni echar a mal,6 si muy
detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente
siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto.7 Porque, si
así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo,8 pues no se hace
1 Encareciendo la novedad de la materia
de que va a tratar, Lázaro incide en un
motivo habitual en los exordios, sobre
todo por influencia de Horacio: «Carmina
non prius audita ... canto» (Odas,
III, i, 2-4). Por otro lado, señaladas vale
relevantes, pero quien conozca el desenlace
puede entender comentadas, criticadas;
por ventura se deja glosar como
quizá y como afortunadamente.?
2 La imagen de la «sepultura del olvido
» se difundió especialmente a través
de Cicerón: «Alexander ... cum in Sigeo
ad Achillis. Tumulum astitisset: O fortunate,
inquit, adolescens, qui tuae virtutis
Homerum praeconem inveneris!
Et vere. Nam nisi Illias illa exstitisset,
idem tumulus, qui corpus eius contexerat,
nomen etiam obruisset» (Pro
Archia, X, 24).?
3 El ofrecimiento de una materia que
pueda agradar a unos lectores y deleitar a
otros es variante del precepto horaciano
«aut prodesse ... aut delectare» (Arte poética,
v. 333). Agradar, aquí, parece referir a
la concordancia de ideas y gustos entre
el autor y parte de sus lectores, mientras
deleitar alude al entretenimiento y
regocijo de quienes leerán la obra con
menos profundidad.?
4 Es sentencia que Plinio el Mozo
atribuye a su tío Plinio el Viejo: «Dicere
etiam solebat nullum esse librum tam
malum, ut non aliqua parte prodesset
» (Epístolas, III, v, 10). El dicho fue
infinidad de veces alegado en el Siglo
de Oro.?
5 El texto se ciñe a Horacio: «denique
non omnes eadem mirantur amantque
... Renuis quod tu, iubet alter»
(Epístolas, II, ii, 58-63). La idea circuló
tanto en la tradición culta como en la
popular.?
6 Y esto para que...: Y esto ocasiona
que..., donde para probablemente es la
tercera persona del presente de indicativo
del verbo parar, en el sentido de
hacer, producir, implicar. El pasaje,
sin embargo, ha provocado dudas desde
antiguo.?
7 Si se relaciona con la cita de Plinio,
quien habrá de obtener «algún fruto»
de la obra es el lector; pero si se conecta
con la frase que sigue inmediatamente,
será Lázaro quien lo obtenga: es el
«gloriae fructus» del Pro Archia ciceroniano.
?
8 para un solo destinatario. «Aliter
enim scribimus quod eos solos quibus
mittimus, aliter quod multos lectu33
teníades bien qué hacer y no haríades poco si me remediásedes»,
dije paso, que no me oyó. Mas como no era tiempo de gastarlo en
decir gracias, alumbrado por el Espíritu Santo,1 le dije:
Tío, una llave de este arca he perdido y temo mi señor me
azote. Por vuestra vida, veáis si en esas que traéis hay alguna que le
haga, que yo os lo pagaré.
Comenzó a probar el angélico calderero una y otra de un gran
sartal que de ellas traía,2 y yo a ayudalle con mis flacas oraciones.
Cuando no me cato,3 veo en figura de panes,4 como dicen, la cara
de Dios dentro del arcaz.5 Y, abierto, díjele:
Yo no tengo dineros que os dar por la llave, mas tomad de
ahí el pago.
Él tomó un bodigo de aquéllos, el que mejor le pareció, y, dándome
mi llave, se fue muy contento, dejándome más a mí.
Mas no toqué en nada por el presente, porque no fuese la falta
sentida; y aun, porque me vi de tanto bien señor, pareciome que la
hambre no se me osaba allegar. Vino el mísero de mi amo, y quiso
Dios no miró en la oblada que el ángel había llevado.6 Y otro
día, en saliendo de casa, abro mi paraíso panal7 y tomo entre las
manos y dientes un bodigo, y en dos credos le hice invisible,8 no
se me olvidando el arca abierta.9 Y comienzo a barrer la casa con
adobar» (Sebastián de Horozco, Libro de
los proverbios glosados).?
1 La edición expurgada de 1573 trae
«alumbrado por no sé quién», pero era
una locución trivial, sin irreverencia
alguna.?
2 sartal: conjunto de cosas ensartadas
en una cuerda o alambre.
3 cuando menos lo pienso, inesperadamente
(catar darse cuenta, advertir).
«Pero hételo aquí, cuando no me
cato, que remanece un día la melindrosa
Marcela...» (Quijote, I, 12).
4 «Él nos dejó ... cuerpo sacratísimo
en figura de pan y su preciosa sangre en
figura de vino» ( Jorge de Montemayor,
Diálogo espiritual). En concurrencia con
sub specie panis, se trata de una fórmula
tradicional, desde los Padres de la Iglesia,
para referirse a la sagrada hostia.
5 «Cara de Dios. Así llaman al pan,
y alzan el pedazo viéndolo caído en
el suelo» (Correas); «que así dicen los
niños» (pág. 35).?
6 oblada: «ofrenda que se lleva a la
iglesia y se da por los difuntos, que regularmente
es un pan o rosca» (DRAE).
7 El adjetivo es creación festiva de
Lázaro sobre el modelo de «Paraíso
terrenal».
8 La frase usual es «En un credo» («en
un credo la [casa] anduve toda», pág. 52).
Lázaro apunta que lo ha comido más despacio
de lo que se esperaría, saboreándolo.
?
9 La alusión al «arcaz» del clérigo
como «paraíso panal» y la utilización
deliberada durante todo este episodio de
un lenguaje religioso y eucarístico (de
«ángel» a «credo», o, abajo, en la mención
la llave de l arca
52
mañana, no le cuenten por bien almorzado?1 ¡Grandes secretos
son, Señor, los que Vós hacéis y las gentes ignoran!2 ¿A quién
no engañará aquella buena disposición y razonable capa y sayo?
Y ¿quién pensará que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día
con aquel mendrugo de pan que su criado Lázaro trujo un día y
noche en el arca de su seno, do no se le podía pegar mucha limpieza,
y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos
se hacía servir de la halda del sayo?3 Nadie, por cierto, lo sospechará.
¡Oh, Señor, y cuántos de aquéstos debéis Vós tener por el
mundo derramados, que padecen por la negra que llaman honra
lo que por Vós no sufrirán!»4
Así estaba yo a la puerta, mirando y considerando estas cosas,
hasta que el señor mi amo traspuso la larga y angosta calle.5 Torneme
a entrar en casa, y en un credo la anduve toda, alto y bajo, sin
hacer represa ni hallar en qué.6 Hago la negra dura cama y tomo el
jarro y doy conmigo en el río, donde en una huerta vi a mi amo en
gran recuesta con dos rebozadas mujeres,7 al parecer de las que
en aquel lugar no hacen falta,8 antes muchas tienen por estilo de
irse a las mañanicas del verano a refrescar y almorzar,9 sin llevar qué,
1 Quién ... no le cuenten... El cambio
de sujeto estaba favorecido por el uso de
quién por el moderno quiénes.
2 «O altitudo divitiarum sapientiae
et scientiae Dei, quam incomprehensibilia
sunt iudicia eius et investigabales
viae eius! Quis enim cognovit...?»
(Romanos, XI, 33).?
3 trujo: trajo. El del escudero, pues,
era «sayo largo», es decir, con haldas
faldas.?
4 En los moralistas del Quinientos
se encuentra a menudo la misma contraposición
que Lázaro establece entre
honra y espíritu cristiano. «Por esta
negra honra encima de los labrios sufre
el agua y trae los pechos arrastrando
por tierra» (fray Antonio de Guevara,
Reloj de príncipes).?
5 traspuso, dejó atrás, torciendo a un
lado (de trasponer perderse de vista al
cambiar de dirección).?
6 sin detenerme ni encontrar qué
pillar. Propiamente, represa es el lugar
donde el agua se detiene y acumula;
de ahí el giro hacer represa pararse y el
juego de Lázaro sobre la común locución
hacer presa.
7 recuesta: requerimiento (de amores),
galanteo; rebozadas: con parte de
la cara cubierta por la mantilla o rebozo,
de manera entonces juzgada deshonesta.
?
8 ni se las necesita allí, ni faltan
nunca. Es en el segundo sentido como
se establece la correlación con la frase
siguiente.
9 por estilo: por costumbre. El diminutivo
mañanica era característico de
las canciones de amor de tipo popular:
«Las mañanicas de abril / dulces eran de
dormir...», «En las mañanicas / del mes
de mayo / cantan los ruiseñores...». Vulgarmente
sólo se distinguían dos estacon
e l e scudero ( i i i )
75
sia, que a la posada la venían a tomar, como si fueran peras que se
dieran de balde. De manera que en diez o doce lugares de aquellos
alrededores donde fuimos, echó el señor mi amo otras tantas
mil bulas sin predicar sermón.
Cuando se hizo el ensayo,1 confieso mi pecado, que tan bien
fui de ello espantado y creí que así era como otros muchos; mas
con ver después la risa y burla que mi amo y el alguacil llevaban
y hacían del negocio, conocí cómo había sido industriado
por el industrioso e inventivo de mi amo.2 Y, aunque mochacho,
cayome mucho en gracia y dije entre mí: «¡Cuántas de éstas
deben de hacer estos burladores entre la inocente gente!».3 Finalmente,
estuve con este mi quinto amo cerca de cuatro meses, en
los cuales pasé también hartas fatigas.4
Después de éste, asenté con un maestro de pintar panderos, para
molelle los colores, y también sufrí mil males.5 Siendo ya en este
tiempo buen mozuelo, entrando un día en la iglesia mayor, un
capellán de ella me recibió por suyo, y púsome en poder un buen
asno y cuatro cántaros y un azote,6 y comencé a echar agua por
la ciudad.7 Éste fue el primer escalón que yo subí para venir a
alcanzar buena vida, porque mi boca era medida.8 Daba cada día
artimañas para explotar la credulidad
del vulgo.?
1 ardid engañoso. «Oíd si el demonio
ensayara otra tal hazaña» (pág. 19).
2 La edición de Alcalá de Henares,
1554, intercala aquí un extenso episodio,
con otras artimañas del buldero. Véase
Apéndice, 2, págs. 84-86.
3 industria: primariamente, maña y destreza
o artificio para hacer algo; de ahí
los derivados que aparecen aquí. «No
me veían destraído, sino ... industriado y
enseñado en las cosas de la Iglesia» (Martín
Pérez de Ayala, Discurso de la vida).
4 Las ediciones de 1554 sitúan a continuación
su «Tratado sexto»: «Cómo
Lázaro se asentó con un capellán, y de
lo que con él pasó»; la de Alcalá, una
adición (Apéndice, 3, pág. 86).
5 Los panderos eran el instrumento
popular por excelencia, y gustaba pintarlos
y emplearlos como elementos
de decoración en las casas modestas.
Había artesanos especializados en la
tarea, al igual que subalternos que preparaban
los colores. «Si agora se usara
lo mismo con algunos pintapanderos,
que gastan el tiempo en almagrar
papeles...» (Mateo Alemán, Ortografía
castellana). «¿Quién será este tan pintado
pandero?» (Guzmán de Alfarache, II,
iii, 1).?
6 púsome en poder...: puso en mi poder,
a mi disposición....
7 Es decir, comencé a pregonar y
vender el agua por la ciudad. Cómo
era la vida de un aguador en el Toledo
del siglo xvi, lo cuenta Cervantes por
largo en La ilustre fregona.?
8 vivía a pedir de boca, a qué quieres
boca, con todas mis necesidades satisfechas.
?
e l milagro
Plaza Ropería
Cuatro Calles
S. Salvador
Monasterio
de la Merced
La plaza
Tripería
Casa del
escudero
Iglesia
mayor
Toledo a mediados del siglo xvi
APÉNDICES
83
Los textos publicados a continuación corresponden a los fragmentos
exclusivos de la edición de Alcalá de Henares, 1554, sin equivalente en
las demás del mismo año. Las palabras en cursiva que los preceden y en su
caso los siguen indican el lugar de éstas a que corresponden. El fragmento
1 se da en transcripción paleográfica, para que el lector interesado
pueda hacerse una idea más exacta de cómo se presentaban las ediciones
originales. Con en el mismo objeto, en el fragmento 2 va sin la división
en párrafos ni la modernización ortográfica que se han aplicado a
nuestra edición del Lazarillo original. Las erratas se han corregido [entre
paréntesis cuadrados].
1
(fols. IXv-X, B1v-B2; aquí, pág. 21)
...y callavas, a lo qual yo yo [sic] respõdi. Yendo q yuamos ansi por debaxo
de vnos soportales, en Escalona, adõde ala sazon estauamos en casa devn
çapatero auia muchas sogas y otras cosas q de esparto se hazen, y parte
dellas dieron a mi amo enla cabeça, el qual alçando la mano toco enellas,
t viendo lo que era dixome. Anda presto mochacho, salgamos d entre tã
mal manjar, que ahoga sin comerlo. Yo que bi? descuydado yua d aquello,
mírelo que era y como no vi sino sogas y cinchas, que no era cosa
de comer, dixele. Tio porque dezis esso? Respõdio me. Calla sobrino,
segu las mañas que lleuas lo sabras, y veras como digo verdad, y ansi passamos
adelante por el mismo portal, y llegamos a un meson, a la puerta
del qual auia muchos cuernos enla pared, donde atauan los recueros sus
bestias, y como yua tetãdo si era alli el meson, adõde el rezaua cada dia
por la mesonera, la oracion d la emparedada, hazio de vn cuerno, y con
vn gran sospiro dixo. O mala cosa, peor que tienes la hechura, de quantos
eres desseado poner tu nombre sobre cabeça agena, y de quan pocos
tenerte, ny aun oyr tu nombre, por ninguna via. Como le oy que dezia
dixe. Tio que es esso que dezis. Calla sobrino que algun dia te dara este
que en la mano tengo alguna mala comida y cena. No le comere yo dixe,
y no me la dara. Yo te digo verdad, sino verlo has si bives, y ansi passamos
adelãte hasta la puerta del meson, adonde pluguiere a Dios nunca
alla llegaramos, segun lo que me suscedia en el. Era todo lo mas que
rezaua por mesoneras, y por bodegoneras y turroneras, y rameras, y ansi
por semejantes mugercillas, que por hombre casi nunca le vi dezir oracion.
Reyme entre mi...
estudio y anexos
91
INTRODUCCIÓN AL
«LAZARILLO DE TORMES»
1. primeras ediciones
del año de gracia de 1553 o, quizá, 1552 debe datar la primera edición
del libro en cuya portada se leía la vida de lazarillo de tormes,
y de sus fortunas y adversidades.? no nos ha llegado ningún ejemplar,
pero las conservadas con fecha de 1554 nos permiten entreverla y
casi palparla como si la tuviéramos entre las manos.
la editio princeps del lazarillo era un tomito formado por ocho
cuadernos en octavo,? verosímilmente en letra gótica. el diseño,
pues, más apropiado para una obra breve, en romance y de carácter
ligero. en la cubierta sendos grabados representaban al protagonista,
de chico (a la izquierda del lector), y a uno de sus amos
(a la derecha). en la mitad inferior de la página, precedido por un
calderón o adornito, el título, en pie de copa (es decir, en renglones
centrados de longitud decreciente, como, por ejemplo, la vida
de lazarillo de tormes, / y de sus fortunas / y adversidad- / es). una
orla de una o varias piezas enmarcaba el conjunto de la portada o
tal vez sólo las figuras. al pie, el año de publicación.?
el epígrafe de un supuesto «tractado [sic] primero» iba intercalado
entre dos párrafos, sin los obligados blancos de cortesía anterior
y posterior, y compuesto en el mismo cuerpo del texto; el del
segundo llevaba ya la primera línea en un cuerpo mayor, de acuerdo
? sobre todas las cuestiones abordadas en los siguientes capítulos, la más amplia y
detallada visión de conjunto hasta 1999 está en los dos volúmenes de alberto martino,
que constituyen una auténtica enciclopedia del lazarillo. para el decenio posterior
es muy atinada la más breve presentación de pedro martín baños [2007].
? unos 160 milímetros de alto por 110 de ancho, antes de abrir o guillotinar (en
la época, los libros se vendían sin encuadernar). en ese formato, por otra parte, el
cuaderno regular era de un solo pliego.
? esos particulares de la perdida princeps y varios que a continuación indico los
señalé ya en [1988] y quedaron confirmados con el descubrimiento en 1995 de
la edición de medina del campo. a la luz del nuevo testimonio y de mis estudios
posteriores, ahora añado y corrijo sin más otros detalles. vid. las siguientes
notas 7 y 15.
112 francisco rico
gresivamente más reducidos, según se afina en el análisis: no antes
de 1540, en los grandes rasgos de un primer examen; después de
1543, 1546 o incluso 1551, cuando la atención se fija en ciertas particularidades
del ámbito previamente deslindado.
junto a la historia, la literatura.?? el autor se sabía tan bien a los
maestros latinos como a los que para entonces eran ya los clásicos
castellanos. de la cruz a la fecha, el lazarillo está lleno de citas y
resonancias literarias. unas deben de ser las inevitables huellas
que todo escritor acarrea de su aprendizaje en obras ajenas y que
ni él mismo advierte; otras se introducen con cabal deliberación
para que los lectores las saboreen con el novelista. probablemente
el anónimo no era consciente de que aquí y allá se le descubría un
eco de la celestina, de un romance o de las cartas de hernando
del pulgar; pero al escribir, por ejemplo, «cuán poco turan los placeres
de esta nuestra trabajosa vida» (pág. 36), sin duda esperaba
que detrás se reconocieran las coplas a la muerte de su padre. como
mínimo una de tales reminiscencias tiene el valor de un tajante
término post quem.?? con un cuchillo a modo de barreno, lázaro
se dispone a atacar la avara arca del clérigo de maqueda: «y como
la antiquísima arca cuenta, por ser de tantos años, la hallase
sin fuerza y corazón, antes muy blanda y carcomida, luego se me
rindió y consintió en su costado, por mi remedio, un buen agujero»
(pág. 37). nos hallamos ante la diáfana adaptación de unos versos
de garcilaso de la vega:
se rindió la señora
y al siervo consintió que gobernase
y usase de la ley del vencimiento.??
?? por el momento, nada provechoso parece aportar el estudio de la lengua.
d.g. pattison [2001] repasa superficialmente unos pocos aspectos, sin tomar en
cuenta las diferencias gráficas y morfológicas entre las ediciones de 1554. pintorescas
las caracterizaciones lingüísticas de a. ruffinatto [2000:124], tal la de sepoltura,
dispusición o mochacho como «rasgos posiblemente toledanos».
?? en el mismo sentido, pero con menos certeza, podrían aducirse las posibles
huellas del baldo castellano, del prólogo al marco aurelio (vid. abajo, págs. 132, 134-
136) y quizá algún otro de los casos de intertextualidad.
?? canción cuarta, 50-52. notó bien el préstamo pamela waley [1988:594, n. 5].
cf. asimismo a. armisén, estudios sobre la lengua poética de boscán, zaragoza, 1982,
págs. 406-408.
128 francisco rico
mayor del método estriba en que la comparación de un texto breve
con otros muy extensos y de un similar registro llano y realista
ofrece fácilmente engañosos porcentajes de coincidencias. pero
el problema grave reside en que el lazarillo, que a fin de cuentas
tiene muchas trazas de pasatiempo y bromazo, pudo muy bien ser
la única obra del anónimo, como la celestina lo fue de fernando
de rojas; y en balde lo buscaremos entonces en el inmenso entramado
de la web.
4. contextos
en el lazarillo de tormes, un pregonero de toledo cuenta en primera
persona, estilo llano y tono jocoso, cómo y de quiénes nació,
cuál fue su infancia y a qué amos sirvió hasta conseguir el oficio que
desempeña y casarse con una criada del arcipreste de san salvador.
lázaro quiere dar así respuesta a la pregunta de un corresponsal
anónimo (a quien otorga el tratamiento de «merced»; cf. pág. 5,
n. 4) acerca de cierto episodio no bien determinado: «vuestra
merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso...».
pero en la última página se descubre que el episodio en cuestión
son los rumores que corren por toledo sobre si la mujer del pregonero
es o no es la barragana del arcipreste: «hasta el día de hoy
nadie nos oyó sobre el caso...». y entonces se advierte, retrospectivamente,
que las estampas de su vida que lázaro ha ido presentando
están en buena parte orientadas a explicar el comportamiento
que practica o se le atribuye en relación con tal «caso».?
? esa es la interpretación que di en f. rico [1966] y en especial [1970 y posteriores
ediciones] y que ha sido mayoritariamente aceptada como clave estructuradora
de la novela. quiero subrayar que en principio se trata de una interpretación
literal, no literaria. su merced, que le ha pedido a lázaro noticias de un cierto
«caso», sólo interviene en la acción como personaje, no como simple destinatario
del relato al comienzo del libro, cuando hace tal demanda, y al final, cuando
vuelve a mentarse «el caso» y él aparece con el arcipreste como «servidor y amigo»
y teniendo también por «servidor» al marido de la barragana del arcipreste. dentro
de la novela no hay otros datos. g. sobejano [1975:30] y v. garcía de la concha
[1981: 81] conjeturan que «el caso» podría ser «el proceso de cómo lazarillo, con
fuerza y maña, venció la fortuna contraria», «cómo de tan abajo ha podido alcanzar
la prosperidad». sin embargo, las propuestas en esa línea están explícitamente negadas
en el exordio: lo que ha pedido su merced es que se le refiera «el caso», pero
193
dio dos florines (prestados).?? extraordinaria difusión, como leídas
en muchas escuelas, tuvieron las facetiae de poggio bracciolini.??
la cxxxix, «fábula dantis qui saepius uxorem suam increpabat
», nos pone a un paso del lazarillo:
contribulus meus dantes nomine, cuius uxor ferebatur parum pudica,
cum saepissime admonitus esset a sociis ut prohiberet turpitudinem
domus, uxorem acrius increpabat. illa multis lacrimis iuramentisque
honestatem suam tuebatur, asserens ea a malevolis confingi, qui eorum
quieti inviderent. persuasus vir huiusmodi verbis, cum adhuc amici in
increpanda uxore perstarent: «ohe! ne me his verbis obtundatis amplius.
dicite» inquit «ne illa an vos sua errata melius nostis?». cum illi uxorem
affirmarent, «illa vos omnes mentiri affirmat, cui soli magis quam vobis
omnibus praesto fidem».??
?? «nuper volui ire ad eam, tunc vidi exire quendam iuvenem mercatorem qui
habuit apertas caligas et sudavit in fronte, et credidissem quod supposuisset eam,
et fui quodammodo iratus. sed ipsa iuravit quod non tetigisset eam ille mercator,
sed voluisset ei vendere linteum ad faciendas camisias. tunc ego dixi est
bonum, sed quando etiam datis mihi unam camisiam? tunc rogavit me quod
deberem ei concedere duos florenos quod posset solvere illum linum, tunc etiam
vellet mihi dare unam camisiam. et protunc non habui pecuniam, sed petii unum
socium qui concessit mihi et dedi ei. ego laudo quod aliquis semper est laetus»
(epistolae obscurorum virorum, i, 9, ed. f. griffin stokes, londres, 1909, pág. 27).
llamó la atención sobre el texto a. marasso, estudios de literatura castellana, buenos
aires, 1955, pág. 173, y la reaviva oportunamente j.l. madrigal [1996:285-287].
?? sobre los comienzos de su fortuna en españa, f. de b. moll, el «liber elegantiarum
», barcelona, 1960, págs. 40-51.
?? en mi edición de 1987 cité y traduje la versión, claramente más próxima a
nuestra novela, que figura en la compilación tales and quicke answeres (h. 1535),
núm. 44, apud p.m. zall, ed., a hundred merry tales, lincoln, 1963, pág. 276: «a uno
de cuya mujer se rumoreaba no ser demasiado casta de cuerpo le advirtieron los
amigos que prestara atención al asunto. fuese él para casa y riñó ásperamente a
su mujer, contándole lo que le habían dicho. ella, como quien bien sabía que el
perjurio no era mayor pecado que el adulterio, defendió su honestidad con lloros
y juramentos, hasta convencerlo de que habían inventado esos cuentos por la envidia
que les tenían viéndolos vivir tan tranquilamente. con esas palabras quedó él contento
y satisfecho. otra vez, no obstante, los amigos volvieron a ponerlo sobre aviso
a propósito de su mujer, incitándolo a reprenderla y castigarla. díjoles: hacedme el
favor de no decirme más cosa con que me pese (ne me his verbis obtundatis amplius).
veamos, ¿quién conoce mejor las faltas de mi mujer, vosotros o ella? respondiéronle:
ella. pues ella replicó, a quien yo doy más fe que a todos vosotros
juntos, dice claramente que vosotros mentís. obró bien y cuerdamente. pues no
deben creerse con ligereza cosas de las que pende un perpetuo pesar de ánimo».
pero, como notaba j. fradejas lebrero [1984], es preciso citar el texto de poggio.
entre burlas y veras
e sta edición 217
Las «Notas editoriales» de La novela picaresca española van fechadas
en otoño de 1964 (para el Lazarillo) e invierno de 1965 (hasta
el Guzmán). Ha corrido casi medio siglo. Es de temer que yo siga
siendo el mismo, pero el Lazarillo, los recursos, los métodos y los
fines de la edición son ya otros.
Es otro el propio Lazarillo, tras el hallazgo de la edición de
Medina. La informática e Internet han hecho poco menos que
inabarcables los recursos del filólogo. Los métodos han cambiado
a medida que impresos y manuscritos se exploraban con nuevas
técnicas y se abrían nuevas perspectivas textuales. En particular, el
punto de referencia de la ecdótica romance ha dejado de ser la
tradición ideal de los clásicos grecolatinos, tal como la contemplaba
la estemática lachmanniana, y es hoy la transmisión real de
los escritores modernos. Los lectores y los soportes y versiones del
texto recuperan la relevancia que les corresponde en su correlación
con el autor. Etcétera, etcétera.
Pues bien, de 1964 para acá, he procurado mantenerme al día en
the state of art, aprendiendo en todas las partes donde podían enseñarme.
No me duele ahora aprovechar lo aprendido para rechazar
opiniones que en otros momentos sostuve con mejores o peores
argumentos. Lo que sí me duele es que en la edición de 1987 no
me fuera dado recurrir a los dos niveles de anotación (vid. allí,
pág. 135*) y la hojarasca erudita a pie de página haya probablemente
alejado del Lazarillo y otros grandes del Siglo de Oro a no
sé cuántos bachilleres de buena voluntad.
IV Kal. Maii MMXI,
anno LXXº aetatis suae
En el cotejo de ejemplares, preparación del original, bibliografía e índice, así como
en la corrección de pruebas y otros quehaceres, he contado con la ayuda de Sandra
España, Laura Fernández, Enrique López Fernández, Bienvenido Morros y Raúl
Orellana. Gonzalo Pontón y otros doctorandos hoy anónimos me auxiliaron hacia
1999 en la compulsa de varias ediciones antiguas. Carolina Valcárcel ha ejercido
de virgen y mártir a multitud de propósitos. Imposible citar a los innumerables
amigos que en un momento o en otro me han proporcionado datos, fotocopias y
PDFs: «que donde todo se escribe, en Toledo no hay papel». Dios se lo pague.
219
aparato crÍtico
los números iniciales de cada entrada remiten, por este orden,
a la página y a la línea correspondiente.
ediciones básicas
a las indicaciones hechas en otro lugar sobre la princeps (p*) y las
demás ediciones del lazarillo hasta 15991 se añade aquí una sumaria
descripción de los testimonios de 1554, con sus siglas correspondientes.
cuando se aducen otras variantes, normalmente a
través del registro de j. caso gonzález [1967], se da la mínima
indicación necesaria (milán, 1587, etc.).
a [portada con figuras] la vida de lazarillo de | tormes/ y de
sus fortunas: y | aduersidades. nueuamente impressa, | corregida,
y de nueuo añadi= | da en esta segunda im= | pression. | véndense
en alcala de henares,en | casa d salzedo librero. año
| de.m.d.liiii. [colofón, en f7v, fol. xlvjv:] fue impressa esta presente
| obra en alcalá de henares en casa | de salzedo librero/
a veynte | y seis de febrero/de mil | y quinientos/y cin= |
quenta/y quatro | años
en octavo. a-e8f6. 46 hojas, numeradas de la iii a la xlvj. letra
gótica.
Único ejemplar conocido: londres, british library, c.57.aa.21.2
b [portada con figuras] la vida de lazarillo | de tormes: y de sus |
fortunas y aduer | sidades. | 1554. [colofón, en f7v, a continuación
del texto:] ¶impresso en burgos en | casa de juan de junta.
año de | mil y quinientos y cinquen | ta y quatro años.
1 vid arriba, Introducción, § 1 (con referencias bibliográficas en las nn. 22 y 17),
y, por otro lado, la minuciosa reseña de ediciones por a. martino [2000:i 1-133],
que mejora la de e. macaya [1935] y todas las anteriores.
2 cf. j. martín abad, la imprenta en alcalá de henares (1502-1600), madrid, 1991,
ii, núm. 468, pág. 632. de a, b y c hay facsímile al cuidado de a. pérez gómez,
cieza, 1959, con prólogo de e. moreno báez; de m lo ha publicado la junta de
extremadura, mérida, 1996 (y en la red).
227
31.12 dije mb deje a dice c [p*
traería deje.
31.19 le echase ac la echase mb
31.20 aqueste b este mac
32.2 sería b serían mac [tal vez es
más probable que mac trivialicen.
32.4 continua muerte mbc continua
hambre a
32.13 por temer mbc por temor
a [pero quizá mbc sufre la atracción
de por no me atrever.
32.24 llegose acaso b llegose a
caso mac
33.4 de este arca] de este arcaz a
de este arte mbc [la lección de mbc es
aceptable, porque se trata de una locución
comunísima (y viva todavía hoy)
y cabe entender que lázaro está explicando
con signos cómo es la llave; también
podría interpretarse arte en el sentido
de artefacto, objeto, y, por ahí, de
«arca para guardar el pan y otros alimentos
», como explica oudin (en tesoro
lexicográfico), seguramente recordando
el lazarillo. pero en seguida se dice le
haga (sirva, se ajuste, a la cerradura del
arcaz; cf. lope de rueda, pasos, pág. 198:
«hacer de un pedacillo de alambre una
llave que hace a cualquier cerradura»); y
precisamente la atracción de la locución
aludida explica que p* leyera erróneamente
el original. sigo la propuesta de
a. blecua ed. y conservo este, repetido
más abajo. Alucinantes el arquetipo y
la corrección de A. Ruffinatto ed.; cf.
f. rico, «deste artife, o cómo no editar
el lazarillo», el país, suplemento babelia,
núm. 461, 23 de septiembre de 2000.
33.5 hay alguna a hay algunas
mbc
33.17 allegar b llegar mac
34.6-7 revolviendo, contando y tornando
a contar mbc revolviendo y
contando a
34.11 buen recaudo mac buen
recado b
36.18 cerrase la puerta mac cierrase
la puerta b [velasco añade sino que
delante de agora y juan de luna introduce
numerosos cambios: «mas mi desdicha,
no harta de perseguirme, añadió
solicitud y diligencia a la mucha de este
mi desdichado amo..., que, cerrando los
agujeros del arca, cierra la puerta a mi
consuelo y la abre a mis trabajos». cf.
j. caso ed. y [1982:n. 34].
36.20 sus obras mbc su obra a
37.3 era luz mbc era la luz a
37.10 habiendo en el día mbc habiendo
a
37.10 pensado ac pensando mb
37.18 desuso velasco deyuso mbac
[es un error nada raro: cf., por ejemplo,
un infra por supra en petrarca, apud
v. fera, la revisione petrarquesca dell
africa, mesina, 1984, pág. 436; o p. godman,
from poliziano to machiavelli, 1998,
pág. 261, n. 138.
37.24 al diablo mac a los diablos
b [cf. 16.6?, y a b le sobra espacio
en c3v.
38.6 tablillas a atapárselos mbc
tablillas y a atapárselos a
38.7 era yo b yo era mac
38.12 ca en pocos días b y en
pocos días mac [Sea o no del tipógrafo,
ca debe de tener aquí un valor
causal más que copulativo, como que
en «que aquel día me había dado...»
(pág. 20), en «que con mis trabajos, males
y hambre...» (pág. 50) o en «que, considerando...
» (pág. 35); cf. g. siebenmann
[1953:9-15]. es ésta su única utilización
en el lazarillo, pero, aunque en
declive, está de sobras documentado
hacia 1554. en impresos coetáneos en
letra romana no es raro que un que
abreviado q. sea leído como y (ejemplos
en quijote, 10.9?). pero p* debió
de ir en gótica.
38.19-20 aunque hace poca mbc
aunque vale poco a
39.5 preguntaba mbc e preguntaba
a
39.10 en vuestra mbc señor
dómine, en vuestra a
39.22 iba para mí y se envolvía ac
iba para mí se envolvía mb
páginas 24-39
229
50.19 jubón y sayo y capa b jubón,
sayo y capa mac
50.20 vísteseme mac vístese b
50.21 púsose su mac puso su b
51.4-5 un copo de lana bac un
poco de lana m
51.17-18 al conde de arcos mbc
del conde alarcos a [véase la nota
complementaria 51.6?.
51.21 según el contento de sí lleva
mbac [que el es artículo y no pronombre
lo confirman otros pasajes («según
la clavazón y tachuelas sobre sí tenía»,
pág. 38) y el paralelo de la celestina, xi,
pág. 234: «verlo has yendo esta noche,
según el concierto dejo con ella».
51.22 aunque mac aún b [no
obstante, hay testimonios de aun con
ese mismo valor concesivo-adversativo.
cantar de mio cid, v. 520: «aun de lo que
diesen oviesen grand ganançia», que r.
menéndez pidal traduce como aunque
de lo que diesen, aunque ofreciesen...
(madrid, 1911, pág. 134; y cf. vol. ii,
pág. 488); a. martínez de toledo, arcipreste
de talavera, pág. 18: «e aun [variante
aunque] lo cometan...»; g. pérez de hita,
guerras civiles de granada, en h. keniston,
syntax, 29.721: «aun tú te tornes
cristiana, yo desearé de seguir en tu
compañía». vid. también k. pietsch,
«zur spanischen grammatik», hispanic
review, i (1933), págs. 43-45; y j. alcinaj.
m. blecua, gramática española, barcelona,
1975, pág. 999; nueva gramática de la
lengua española, real academia española,
2009, 47.2n-ñ y 47.3f-h (ii, págs. 3541 y
3545-3546). cf. 47.10?.
52.1 por bien almorzado mac por
muy bien almorzado b [en este contexto
son especialmente visibles los añadidos
de b por causas tipográficas.
52.4-5 todo el día con mac todo
el día sin comer con b
52.5-6 un día y noche mac un día
y una noche b
52.8-9 sospechará] sospechara mbac
[parece que hay que interpretar sospechará
como forma del futuro, en
correlación con el encontrará, engañará
y pensará anteriores, y no como
del imperfecto de subjuntivo. como
futuro lo acentúa velasco, que usa sistemáticamente
la tilde para distinguir
palabras homógrafas. cf. j. caso ed. y
[1982:65, n. 32].
52.11 no sufrirán mb no sufrirían
ac
52.12 estas cosas mac estas cosas y
otras muchas b
52.13-14 torneme mac y como
lo vi trasponer torneme b
52.15 negra dura mbc negra y
dura a
52.19 del verano mbc de verano a
53.8 cuanto caliente mac cuanto
estaba caliente b
53.12-13 tronchos de berzas con los
cuales mba tronchos de berzas, con
las cuales c [Nótese cómo difieren las
ediciones en casos similares de concordancia:
54.23?, 57.10?, 58.19?. Vid. por
otra parte 55.20?.
53.15 bien era mac era bien b
53.18 esperanza velasco experiencia
mbac [cf. nota ad loc.
54.17 como entro b como entré
mac [cf. 26.3?.
54.20 esa ciudad mbc esta ciudad a
54.23 lo cual mac la cual b [lo
tiene como antecedente la oración mostrele...,
no la halda. cf. 14.8?, 32.2?, 40.11-
12?, 53.12-13?.
54.26 hurtallo mba hurtalle c
54.28 lo que toca a mi honra mbc
lo que toca mi honra a
55.14 al desventurado mbc el desventurado
a
55.15 faldas mbac haldas velasco
55.20 quel pecador mc aquel
pecador b que aquel pecador a [las
variantes de b y A se explican mejor si
se supone que mc leían con p*, donde
quel estaba por que el. es digno de nota
que seis de los únicos diez lugares en
los que tres ediciones de 1554 divergen
entre sí (aquí y en 55.27?, 56.15?,
58.15?, 63.13?, 64.4?) se concentran en
páginas 39-55
234 aparato crítico
75.14 de éste a de esto mbc
[enlaza con las líneas inmediatamente
anteriores: «estuve con este mi quinto
amo...», al igual que «hube de buscar
el cuarto, y éste fue un fraile» enlaza
con «así como he contado me dejó mi
pobre tercero amo».
75.15 los colores mbc las colores
a
75.15-18 un buen asno mac un
asno b [vid. en cambio 42.27?. a b le
falta espacio para cerrar la plana f4v.
76.10 aquel oficio. [mbac insertan
aquí el epígrafe «cómo lázaro se [om.
a] asentó con un alguacil, y de lo que
le acaeció con él», con «tratado séptimo
» en los titulillos (pero en el folio
f5 de a se imprime «octavo»).
76.14-15 trataron mal mbc tratáronle
mal a
77.5 pasados mbc pasadas a
77.7 el día de hoy vivo mba el día
de hoy yo vivo c
77.11 buen romance. [a añade aquí
el fragmento 4 del apéndice.
77.12 y yo le he usado c yo le
he usado mba [supongo que se perdió
una de las dos y griegas contiguas.
78.1 casé con ella mac casé con
ello b [cf. 16.1?.
78.2-3 mi señor el arcipreste ma
mi señor arcipreste bc [la segunda parte
de 1555 usa siempre el artículo.
78.8 nunca faltaron ni faltarán mba
nunca faltaron c
78.9 de que veen mba veen c
78.11 dicen la verdad. [a añade aquí
el fragmento 5 del apéndice.
78.16 alguno mbac [el sentido es
tan trasparente como en «veáis si en
esas [llaves] que traéis hay alguna que le
haga» (pág. 33) o en «de cuantas veces
yo se le quitaba primero, no fuera malo
comedirse él alguna» (pág. 62). no obstante,
a zaga de j. cejador ed., g. siebenmann
[1953:74] y j. caso ed. creen
hallarse ante «una frase incompleta».
otras ediciones e interpretaciones en
f. carrasco ed.
79.9-10 echar maldiciones mba
echar mil maldiciones c [el mil podría
ser de p*.
80.1 si sois mi amigo mac si sois
amigo b
80.3 si me quieren mbc si me
quiere a
80.7 y quien otra mac quien otra b
80.12 regocijos y fiestas mac regocijos
b [para ajustar un texto (en este
caso, en pie de copa) era corriente añadir
una palabra que no alterara el sentido
del pasaje; pero en el lazarillo también
son continuas las parejas de sinónimos
(cf. g. siebenmann 1953:89-93), y el sintagma
«fiestas y regocijos» (y sólo muy
excepcionalmente «regocijos y fiestas»)
e incluso «muchas fiestas y regocijos»
eran casi una fórmula fija.web
80.14 toda buena fortuna. [a añade
aquí el fragmento 6 del apéndice.
235
notas complementarias
los números iniciales de cada entrada remiten, por este orden,
a la página y a la nota al pie que se complementa.
nota al título. el título de la portada recuerda epígrafes como vida
de sant agustín, y de sus milagros, en el «flos santorum» con sus etimologías,
incunable de procedencia y datación inciertas (hay facsímil del folio
citado en f. vindel, el arte tipográfico en españa durante el siglo xv, vol. viii:
dudosos..., madrid, 1951, pág. 10), y de sant amaro y de sus peligros, en
una traducción castellana de la legenda áurea, ¿valladolid, 1497? (ibídem,
pág. 269). la hagiografía de amaro recogida en esa segunda obra conoció
luego varias ediciones como modesto libro de cordel, con el título de
la vida del bienaventurado sant amaro, y de los peligros que pasó hasta llegar al
paraíso terrenal (así en la versión impresa por juan de junta, burgos, 1552).
para todo ello, vid. f. rico [1988] y aquí, introducción, § 1. el diminutivo
en -illo tenía a menudo una connotación degradante; vid. p. díaz mas,
ed., romancero, barcelona, 1994, pág. 362, sobre el romance de marquillos.
3.1. compárese, por ejemplo, diego rodríguez de almela, valerio de
las historias escolásticas y de españa, murcia, 1487, fol. 3v: «señor, mandásteme
por vuestra carta ... que vos diese en servicio una copilación.
entendiendo que a vós sería más agradable, por ser cosa nueva que en
españa hasta aquí no ha seído vista...»; la versión de el momo de l.b.
alberti por agustín de almazán, madrid, 1553, fol. a5: «me determino
en que se debe tener por muy raro y admirable ingenio cualquier que
tratare cosas nuevas y de antes nunca oídas»; A. lópez pinciano, filosofía
antigua poética, ed. a. carballo picazo, i, madrid, 1973, pág. 58: «cosa no
oída ni vista ... admira y deleita». fuera de la tópica del exordio, es también
giro trivial. amadís de gaula, cx, ed. j.m. cacho blecua, Madrid,
1988, ii, pág. 1471: «allí viérades facer maravillas a amadís, las cuales nunca
fueran vistas ni oídas que caballero pudiesse fazer» ; bernal díaz del castillo,
historia verdadera de la conquista de la nueva españa, lxxxvii, ed.
g. serés, real academia española, 2011, pág. 311: «cosas nunca oídas ni
vistas ni aun soñadas» (sobre el amadís); el crotalón, xii, en f. lázaro
[1969:174]; quijote i, 4, pág. 74: «una cosa por nosotros jamás vista ni oída».
3.2. el motivo fue común al frente de documentos y obras históricas:
«ne ... abolita in foveam oblivionis labefierent...» (historia compostelana,
pról.). cf. r. menéndez pidal, la españa del cid, madrid, 1956, pág. 916,
n. 3; juan de mena, obra completa, ed. a. gómez moreno, madrid, 1994,
pág. 603; a. blecua ed.
3.3. «el fin de la poesía es agradar y aprovechar imitando. por este fin
dijo horacio: todos los votos se llevó el poeta / que supo ser de gusto
265
[1959:82] y f. lázaro [1969:127-128]. j.l. madrigal [1996:307] aduce
una interesante cita de fray gabriel del toro (1548): «cuando el mundo
dejare desiertos los pobres, no han de faltar ángeles en el cielo y en la
tierra que los provean. e harían los hombres oficio angélico en dar
de comer a los hambrientos en la vida y hacerles las obsequias en la
muerte como hicieron los ángeles a lázaro mendigo para confundir
aquel avariento y a todos los ricos».
32.7. «caldero y llave, madona, / jura di, per vos amar, / je voleu
vol adobar» (juan del enzina, en el cancionero musical de palacio). baltasar
gracián, criticón: «los caldereros siempre tenían calderas que adobar»
(ed. m. romera-navarro, ii, philadelphia, 1939, pág. 181).
33.1. relación muy verdadera... (1555), en relaciones de los reinados de carlos
v y felipe ii, madrid, 1949, i, pág. 138: «y como al capitán se lo dijeron,
alumbróle el espíritu santo y dijo...» (a. blecua 1971-2:118, n. 140);
viaje de turquía: «volvíme al verdugo alumbrado por el espíritu santo»
(vi, pág. 178); hernán cortés, cartas de relación: «pareció que el espíritu
santo me alumbró con este aviso» (ed. m. hernández, madrid, 1988,
pág. 165). vid. v. garcía de la concha [1981:61].
33.5. viaje de turquía: «lo mesmo hacen si topan un bocado de pan,
diciendo que es la cara de dios» (xv, pág. 389); f. quevedo, buscón: «dijo
algo ronco, tomando un pan con las manos y mirando a la luz: por esta,
que es cara de dios,...» (ed. f. cabo aseguinolaza, real academia española,
2011, pág. 176). j. terlingen [1963:463-478] entendió «cara» como
calco del francés «chère, bonne chère» (comida, rica comida) y «de dios»
con valor adjetivo (divina).
33.8. «en un abrir y cerrar de ojos, en un credo, en un avemaría: por
muy brevemente» (correas). diego de hermosilla, diálogo de los
pajes, pág. 61: «y de aquí a pocos años, sus nietos y bisnietos de esos
de vuestro lugar saldrán con sus apellidos..., y en dos credos se hacen
hidalgos». cf. j.e. gillet, iii, págs. 510-511; g. Álvarez [1985:129, n. 11].
para el contexto religioso, f. márquez villanueva [1968:101], pero también
v. garcía de la concha [1972:255].
33.9. e. asensio [1967:105]. cf. r. lied [1960:53-58]; a. piper [1961:269-
271]; s. gilman [1966:164-165] (ve en el final del episodio una reducción
de la figuración bíblica a realidades físicas); f. márquez villanueva [1968:101
y 104]; a.t. perry [1970:139-146]; v. garcía de la concha [1972:262-265] y
[1981:171-174]; w. holzinger [1972-1973:229-236]; a. deyermond [1975:
24-25]; a. francis [1978:76-93]; j.a. madrigal [1979:410]; a. armisén,
estudios sobre la lengua poética de boscán, zaragoza, 1982, pág. 408, n. 203;
a. michalski [1979:413-420]; y t. hanrahan [1983:334].
34.1. en una de las cartas castellanas de francisco lópez de villalobos
se documenta la expresión «derecha terciana», probablemente
con el significado de genuina, apropiada, justa terciana, aunque tampáginas
31-34
274 notas complementarias
52.2. viaje de turquía, xiii, pág. 334: «¡oh poderoso dios, cuán
altos son tus secretos!»; otros ejemplos, en a. blecua ed., c. guillén,
ed., n. 253.
52.3. gracias a la preferencia de la lengua moderna por la -u- postónica,
se llegó a la uniformización de todos los perfectos con vocales
temáticas a y o. cf. y. malkiel, «range of variation as a clue to dating
(i)», romance philology, xxi (1968), págs. 493-498. cf. c. bernis,
indumentaria, pág. 10.3, y trajes y modas, ii, pág. 15; r.m. anderson,
hispanic costume, págs. 45-51; y c. bernis [2001 s.u.].
52.4. era proverbial la expresión «esta negra honrilla me obliga a
todo» (correas); feliciano de silva, segunda celestina: «esta negra honra
que a tantos trabajos nos obliga» (ed. C. Baranda, Madrid, 1988, pág. 166);
«este negro puntillo de honra» (lorenzo palmireno, el latino de repente,
valencia, 15826, pág. 268). testimonios de «negra honra» en varios
autores del siglo xvi, en a. blecua ed.; la comedia thebaida, pág. 44;
diego de hermosilla, diálogo de los pajes, pág. 55; y r. díaz-solís,
citado en pág. 7, n. 6.web vid. c. chauchadis, honneur, morale et societé
dans l espagne de philippe ii, parís, 1984, págs. 45-109.
52.5. se ha considerado la posibilidad de que el escudero engañara
a lázaro y, tras subir la calle, en vez de ir a misa, doblara para abajo,
hacia el río (j. weiner 1971:419-421).
52.7. muñino, lisandro y roselia, ii, pág. 1104: «¿quiénes son aquellas
dos rebozadas...? por mi vida, que es bonita y salada la postrera.
¡ah, señora hermosa!, ¿eres servida de un escudero?».web la «requesta»
fue uno de los géneros más comunes en la poesía española de tipo cancioneril
y tradición medieval; se explica, pues, la inmediata mención
de macías.
52.9. m. frenk, corpus de la antigua lírica..., núm. 2309, etc. j. caro
baroja, el carnaval, madrid, 1965, págs. 151-156. nótese que lázaro se
despide del ciego en «invierno» y vive «cuasi seis meses» con el cura.
53.1. para riberas, a. rojo vega, anecdotario histórico de valladolid, valladolid,
1997, págs. 31-36. para horozco, f. márquez villanueva [1957:268
y 314-315]. luis hurtado de toledo, el memorialista de la ciudad imperial,
escribió unas cortes de casto amor hechas en la floreciente ribera de tajo.
53.2. correas recoge «es otro macías», «está hecho un macías»,
etc. vid. s. de horozco, apud f. márquez villanueva [1957:275];
j.e. gillet, iii, págs. 78-79; k.h. vanderford, «macias in legend and
literature», modern philology, xxxvi (1933), págs. 35-54; a. zinato,
ed., macías, venecia, 1996.
53.7. la expresión ha sido documentada en lope de rueda (f. gonzález
ollé 1977:291-292) y juan timoneda (f. gonzález ollé y v. tusón,
ed., pasos, págs. 209-210, n. 35); añádanse también gregorio silvestre, poesías,
ed. a. marín ocete, granada, 1939, pág. 254; m. alemán, guzmán de
288 notas complementarias
de la vida, iii: «era tan recio mi corazón en este caso, que si leyera toda
la pasión no llorara una lágrima». compárese también todo el pasaje
con quijote, ii, 29, pág. 954: «sancho, puesto de rodillas, las manos juntas
y los ojos clavados al cielo, pidió a dios con una larga y devota plegaria
le librase de allí adelante de los atrevidos deseos y acometimientos
de su señor».
74.4. el mismo versículo se recuerda en el speculum cerretanorum,
ed. cit., pág. 51, al narrar una treta igual que la del buldero. algunos ejemplos
de la cita bíblica en la literatura española trae j.e. gillet, iii, págs. 99-
100; vid. también garcilaso, canción i, 18-19, y mateo alemán, guzmán
de alfarache, ed. F. Rico, ii, ii, 2, pág. 604.
74.6. para la tradición del episodio, véase aquí, introducción, § 5. sobre
el motivo del púlpito que se derrumba en un falso milagro, f. lázaro
[1969:163, n. 160].
75.5. en el sainete los panderos, de 1781, don ramón de la cruz
da un excelente cuadro de la presencia de ese instrumento en la cultura
popular. un personaje aparece ahí pintando uno «con dos cazuelas
de colorines y brocha» y diciendo: «la caeza me cortaran si en todos
los cuatros barrios saliese esta primavera pandero mejor pintado», «voy a
pintar aquí en medio del pandero un sol dorado, que ha de dar más golpe
a todos que el mismo sol». vid. j.m. fraile gil, «el pandero cuadrado
en la villa y corte», revista de folklore, xxiiia:269 (2003), págs. 155-
161. la costumbre ha persistido hasta el siglo xx, y la fundación joaquín
díaz, en urueña (valladolid), posee una rica colección de panderos
pintados antiguos y modernos. en cuanto al quehacer de lázaro,
en el libro de cuentas del cabildo de toledo (1493), por ejemplo, se documenta
a «dos maestros pintores» que «levaron de sus jornales cuatro reales»,
junto a «un hombre que molía colores» y que cobró «un real» por ayudarles
(en c. torroja menéndez y m. rivas palá, teatro en toledo en el siglo
xv, madrid, 1977, págs. 186-190). «di a saboya cuatro reales por quemar
y moler en los colores para lo amarillo» (en documentos para la historia del
arte del archivo catedral de santo domingo de la calzada, j.g. moya valgañón,
logroño, 1986, pág. 78). por otra parte, los iluminadores de libros
reutilizaban, raspándolo, el pergamino de los panderos; cf. m.c. Álvarez
márquez, «la enseñanza de las primeras letras y el aprendizaje de las
artes del libro en el siglo xvi en sevilla», historia, instituciones, documentos,
xxii (1995), pág. 62. m. bataillon [1958:65-66] recuerda con acierto
los refranes «según sea el dinero será el pandero» y «quien tiene dineros
pinta panderos», pero yerra al postular una vieja conseja española, semejante
a otra del till eulenspiegel, xxvii, en la cual el protagonista, fingiéndose
pintor, debía de engañar a un rústico cliente haciéndole pagar
por anticipado. son inaceptables explicaciones como las de g.a. shipley
[1982a], m. molho [1985:77-78], c. allaigre, «essai sur le peintre du laza
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